¿Cómo se relaciona la contracción de los ojos con un derrame cerebral?

La contracción del ojo acompañada de otros síntomas puede ser un indicador de disfunción neurológica debido a un mini accidente cerebrovascular, también conocido como ataque isquémico transitorio, según Health Guidance y la American Stroke Association. Ausente de otros definitivos los síntomas, sin embargo, la contracción del ojo no suele estar relacionada con los accidentes cerebrovasculares.

Un ataque isquémico transitorio, o TIA, ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro es bloqueado temporalmente por un coágulo, lo que causa síntomas como inclinación de la cara, debilidad del brazo y dificultad para hablar, explica la American Stroke Association. En general, estos síntomas se manifiestan unilateralmente, debido a la organización hemisférica de la función cerebral. Un TIA se puede diferenciar de un derrame cerebral en virtud del hecho de que el coágulo de sangre se disuelve por sí solo, y la duración del evento es de cinco minutos.

De acuerdo con la American Stroke Association. Un accidente cerebrovascular isquémico ocurre cuando un coágulo de sangre bloquea el flujo de sangre en el cerebro y no se disuelve de forma independiente antes de que ocurra el daño neurológico, y ocurre un ataque cerebral hemorrágico cuando un aneurisma cerebral estalla, o un vaso sanguíneo se escapa. Los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos son más fatales, ya que la hinchazón y la presión creadas por el flujo de sangre al cerebro dañan gravemente el tejido circundante. Para un accidente cerebrovascular isquémico, la gravedad depende en gran medida de la cantidad de tiempo que se bloquea el flujo sanguíneo, y el daño neurológico se agrava rápidamente. Por cada minuto que se bloquea el flujo sanguíneo, pueden morir 1.9 millones de neuronas adicionales.

Aproximadamente un tercio de las personas que experimentan un TIA tienen un derrame cerebral completo dentro de un año, según la American Stroke Association.

La contracción del ojo, cuando no está acompañada por otros problemas motores, a menudo se puede atribuir al estrés, la deshidratación o la sensibilidad a la luz, de acuerdo con la Guía de salud.