Los coyotes utilizan su velocidad, agilidad, visión aguda, audición y sentido del olfato para protegerse. A menudo cazan en parejas y en pequeños paquetes y se distancian de los depredadores, como pumas y lobos. Protegen a sus jóvenes manteniéndolos en guaridas hasta que tengan la edad suficiente para sobrevivir.
Los coyotes corren a velocidades de hasta 40 mph, lo que no solo les ayuda a cazar, sino que también los ayuda a huir del peligro. Su variada dieta, que incluye venados, ovejas, conejos, ratones, serpientes, lagartos, peces, insectos, bayas y frutas, los protege de la escasez de sustento. Usan sus agudos sentidos para localizar a la presa y anticipar el peligro. Aunque a veces cazan presas más pequeñas solos, su propensión a cazar en grupos los protege de animales más grandes. Los coyotes a veces siguen a los pumas o lobos para compartir sus muertes, pero tienden a evitar las confrontaciones directas.
Los padres de los coyotes o bien cavan sus casas particulares o usan orificios de tejones abandonados, árboles o troncos huecos, espacios de rastreo debajo de edificios abandonados, pinceles gruesos o huecos debajo de las repisas. Si la seguridad de un estudio está comprometida, los padres mueven a los cachorros a una nueva ubicación. Los cachorros sobreviven primero con leche y luego con alimentos regurgitados suministrados por los padres. Aunque los coyotes no suelen defender sus territorios, cuando los cachorros son jóvenes, tanto los machos como las hembras defienden sus guaridas.