El linfoma se propaga a través del tejido, el sistema linfático y la sangre. El sistema linfático distribuye la linfa por todo el cuerpo. Cuando las células cancerosas ingresan a la linfa, esas células pueden viajar por el cuerpo y establecerse en lugares donde pueden propagar la enfermedad a otros órganos, según la Clínica Cleveland.
El linfoma implica el crecimiento de células malignas dentro del sistema linfático. La linfa es un líquido acuoso e incoloro que transporta los linfocitos (glóbulos blancos). Estas células protegen al cuerpo del crecimiento del tumor y las infecciones; sin embargo, una vez que el cáncer se forma en el sistema linfático, puede diseminarse por casi todo el cuerpo porque el tejido linfático se encuentra en muchas partes de la anatomía. El linfoma se puede diseminar fácilmente al hígado así como a otros tejidos y órganos, señala Cleveland Clinic.
Cuando el médico realiza un diagnóstico de linfoma, evalúa el grado en que el cáncer se ha diseminado, tanto dentro del sistema linfático como en el resto del cuerpo, para determinar la etapa del cáncer. Pruebas como la radiografía de tórax, la PET, la tomografía computarizada, la resonancia magnética, la exploración con galio, la punción lumbar y la aspiración de médula ósea y la biopsia indican dónde se ha diseminado el cáncer por todo el cuerpo. Una vez que el médico conoce la etapa del linfoma, puede determinar el mejor protocolo de tratamiento para el paciente, como lo indica la Clínica Cleveland.