El trifosfato de adenosina, o ATP, se forma mediante la fotosíntesis y la respiración celular. El ATP es la molécula portadora de alta energía que impulsa las funciones biológicas vitales para que un organismo sobreviva.
ATP es utilizado por las células en una variedad de formas. Se utiliza principalmente en la mayoría de los animales para la contracción muscular, la síntesis de proteínas y los procesos cognitivos. Los organismos fotosintéticos, sin embargo, utilizan el ATP como materia prima para producir bio-moléculas esenciales, como la glucosa y el oxígeno.
Photosynthesis
Los organismos que son capaces de realizar la fotosíntesis, incluidas las plantas verdes y otros autótrofos, crean ATP a partir del dióxido de carbono, el agua y la energía solar captada. Este proceso involucra dos etapas: reacciones de luz y reacciones oscuras. Durante las reacciones a la luz, la energía del sol se convierte en energía química en forma de ATP. El difosfato de adenosina, o ADP, sufre fotofosforilación, donde se le agrega un grupo fosfato para formar moléculas de ATP. Otro producto de las reacciones de luz es NADPH. Durante las reacciones oscuras, también conocidas como el "ciclo de Calvin", las moléculas de ATP y NADPH se descomponen para proporcionar la energía necesaria para la síntesis de glucosa.
Respiración celular
Los animales dependen de la respiración celular para producir energía utilizable. Este conjunto de vías metabólicas es impulsado por la glucosa, el principal producto orgánico de la fotosíntesis. Estas vías incluyen la glucólisis y la respiración aeróbica, que se desglosan en dos: ciclo del ácido cítrico y cadena de transporte de electrones. Mediante una serie de reacciones bioquímicas combinadas con acciones enzimáticas, la glucosa se oxida completamente al final de la respiración celular para formar 36 moléculas de ATP.