La evidencia biológica en la ciencia forense incluye materiales orgánicos, como sangre, semen, cabello, saliva y tejido de la piel. Los científicos forenses utilizan raspados de uñas y huesos para identificar víctimas y delincuentes. La evidencia biológica es extremadamente importante en casos de agresión sexual y delitos violentos.
Los científicos forenses pueden encontrar y recuperar muestras biológicas extremadamente pequeñas de las escenas del crimen. Esto se basa en el "Principio de Intercambio de Loclard". La base del principio es que cada vez que una persona ingresa a una habitación o entorno, se lleva algo y deja algo detrás, como la evidencia biológica. Incluso el simple contacto entre dos personas puede dejar evidencia biológica.
