Los diferentes tiburones se comunican dentro de su propia especie de diferentes maneras; por ejemplo, el Museo Smithsonian de Historia Natural informa que los grandes tiburones blancos pueden comunicarse entre sí con las mandíbulas abiertas mientras la Universidad de Michigan dice que los tiburones grises de arrecife se comunican utilizando sus sentidos de la vista y el tacto. En general, los tiburones no se cree que tengan habilidades de comunicación lingüística, sino que confían en otros sentidos para comunicarse.
Si bien no se ha determinado que los tiburones tengan una capacidad sofisticada para comunicarse de manera compleja que los científicos puedan observar y registrar, sí tienen órganos sensoriales especiales de los que carecen los humanos. Este órgano consiste en un órgano sensor electromagnético, típicamente ubicado en la cabeza; de nuevo, esto puede variar según la especie. Por ejemplo, los tiburones goblin tienen un hocico largo y plano, y se cree que esta forma es una adaptación diseñada para ayudar a los tiburones, que pueden vivir en las profundidades oscuras del océano, navegar y encontrar presas.
Si bien los tiburones se congregan para fines como la alimentación y el apareamiento, tienden a ser animales solitarios, por lo que sus necesidades de comunicación no son terriblemente complejas. Esto puede explicar por qué estos depredadores altamente efectivos no han adaptado sofisticadas técnicas de comunicación además del sentido, como el electromagnetismo, que puede ayudarles a cazar.