Las causas naturales más comunes de los deslizamientos de tierra incluyen erupciones volcánicas, vibraciones sísmicas causadas por terremotos, erosión debajo de las orillas o acantilados y aumentos en la presión del agua de los poros. Las causas humanas incluyen la deforestación, alteraciones en los caminos naturales de drenaje fugas en las tuberías y otras actividades que ejercen una presión significativa sobre las formas terrestres.
Si bien todos estos factores han causado deslizamientos de tierra, en la mayoría de los casos, un evento hace que la tierra entre en movimiento. Cuando un área recibe una cantidad y una concentración de lluvia inesperadamente altas, la saturación de la tierra conduce a una mayor presión del agua de los poros, lo que provoca cambios en la tierra.
Cuando los volcanes entran en erupción y se producen terremotos, los cambios que se encuentran muy por debajo de la superficie de la Tierra causan cambios que envían a la tierra desde arriba hacia abajo de una pendiente. Algunos de los ejemplos más visuales de deslizamientos de tierra ocurren cuando las casas en la ladera de un acantilado o con vistas a un lago se derrumban porque la erosión ha quitado gran parte del suelo y las rocas debajo de ellos.
Cuando las actividades humanas implican cambios en los accidentes geográficos, los planificadores de políticas deben prestar atención a los efectos de esas actividades. Cambiar pasajes de drenaje, poner demasiada carga en una pendiente particular, extraer canteras o explotar minas sin tener en cuenta los efectos en las pendientes cercanas, o incluso las vibraciones de los patrones de tráfico pesado, han hecho que la tierra se deslice.