Los actuadores dependen de la transferencia de energía (a través de electricidad, presión hidráulica, músculo humano o de otro tipo) para realizar un trabajo mecánico que pone en marcha o controla un sistema. Los actuadores pueden ser sistemas mecánicos, como una bomba neumática, o digitales, como controladores de impresoras láser.
Los actuadores realizan trabajos mecánicos en diferentes tipos de sistemas. Por ejemplo, un actuador eléctrico usa un motor para convertir la electricidad en un par de torsión que puede convertir el eje en una unidad de CD-ROM, mientras que los actuadores hidráulicos pueden hacer funcionar bombas para piscinas o girar manivelas para mover paletas de cajas pesadas alrededor de un almacén. Elegir el actuador correcto significa tener en cuenta los requisitos de velocidad, fuerza, aceleración, eficiencia energética y otras consideraciones de un trabajo.
Muchos factores pueden afectar el rendimiento de los actuadores. De acuerdo con MachineDesign.com, las condiciones de trabajo y el tipo de trabajo determinan qué tipo de actuador se necesita para realizar un trabajo específico. Por ejemplo, los trabajos que requieren cambios rápidos en los componentes de un sistema en funcionamiento pueden ser mejor manejados por actuadores eléctricos modulares. Un actuador neumático es una mejor opción para un trabajo que requiere una amplia gama de cambios de presión que un actuador hidráulico, ya que el fluido hidráulico solo se puede comprimir mucho. Los desarrollos actuales en la tecnología de actuadores pueden dar lugar a actuadores "plug and play" que responden a través de redes inalámbricas.