La espuma de poliestireno es perjudicial para el medio ambiente debido a su largo período de descomposición, lo que provoca una gran acumulación de escombros y alteraciones ambientales, y su papel como irritante y carcinógeno potencial debido a su composición a base de petróleo. /strong> El poliestireno, el componente principal de la espuma de poliestireno, no es un recurso sostenible o renovable. La exposición crónica a la espuma de poliestireno en los seres humanos produce complicaciones del sistema nervioso, como dolores de cabeza, fatiga, depresión y debilidad.
La espuma de poliestireno es muy liviana y no suele reciclarse porque no es económicamente viable para el transporte y lavado. A menudo se contamina con alimentos y grasas, que lo hacen no reciclable sin un lavado sustancial. Debido a este hecho, la espuma de poliestireno se ha convertido en un componente principal de la basura y los desechos marinos. Muchas vías fluviales importantes tienen grandes acumulaciones de espuma de poliestireno que las obstruyen y causan un impacto negativo en la vida marina. Los animales se ahogan con la basura de espuma de poliestireno y se mueren de hambre debido a su incapacidad para recibir y procesar nutrientes.
La producción de espuma de poliestireno consume mucha energía y genera grandes cantidades de gases de efecto invernadero. Los hidrofluorocarbonos utilizados para producir espuma de poliestireno se liberan al aire y causan daños a la capa de ozono. La Junta de Gestión Integrada de Residuos de California calificó a la espuma de poliestireno como el segundo producto de peor producción en términos de costo ambiental.