La causa más común de tsunamis se debe a terremotos submarinos en el fondo del océano. Los desprendimientos de tierra submarinos y las erupciones volcánicas también causan tsunamis. En muy raras ocasiones, un impacto de un meteorito en el océano resulta en un tsunami. Cualquier evento que desplace una cantidad significativa de agua en un corto período de tiempo puede causar un tsunami.
No todos los terremotos submarinos causan tsunamis. El terremoto debe hacer que parte de la corteza se levante como una paleta gigantesca, desplazando una gran cantidad de agua. Si el terremoto ocurre en lo profundo de la corteza o si la corteza no se desplaza significativamente, es probable que no ocurra un tsunami. Los terremotos fuertes y poco profundos producen más tsunamis. Los tsunamis son difíciles de detectar en el océano abierto ya que la ola no se eleva muy por encima de la superficie del océano. A medida que el tsunami se acerca a aguas menos profundas, el agua se acumula y provoca una ola mucho más alta.
Las erupciones volcánicas también causan tsunamis, como las olas producidas cuando el volcán Krakatoa de Indonesia entró en erupción en 1883. El gas sobrecalentado y la roca del volcán fluyeron hacia el mar, lo que desplazó un enorme volumen de agua y provocó tsunamis. Estas olas se sintieron tan lejos como Sudáfrica. Muchas aldeas fueron destruidas por estas olas, y más de 36,000 personas murieron.
