Los seres humanos afectan el ciclo del carbono al exhalar dióxido de carbono, quemar combustibles fósiles, talar bosques y prácticas agrícolas deficientes. Si bien la respiración es necesaria para la supervivencia, hay otras formas de ralentizar el ciclo.
La cantidad natural de dióxido de carbono exhalado por los humanos es utilizada por las plantas y la vegetación para producir el oxígeno necesario. Cuando hay un exceso de combustibles fósiles que se queman, una gran concentración de dióxido de carbono se libera a la atmósfera. La deforestación reduce el número de árboles, lo que a su vez reduce los niveles de dióxido de carbono de la Tierra. Esto da como resultado un suelo que es menos adecuado para un nuevo crecimiento.
La mitad del carbono emitido por los humanos sube a la atmósfera, lo que contribuye al calentamiento global. El dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero que genera energía térmica. La otra mitad del carbono es absorbida por la vegetación, lagos y océanos, que es el sumidero de carbono. El carbono se almacena en el suelo de la tierra, donde luego se libera a la atmósfera. De esta manera, un ciclo evoluciona. El dióxido de carbono se puede absorber en la biosfera y en las rocas para formar piedra caliza.
El dióxido de carbono puede durar cientos de años, por lo que el impacto se expande a lo largo de generaciones. Durante varios períodos de tiempo en la historia, el ciclo del carbono ha aumentado. Por ejemplo, cuando los volcanes entran en erupción, liberan lava y gases, incluido el dióxido de carbono. Los volcanes no estallan a menudo en estos días, por lo que su impacto ha disminuido. La quema de madera, árboles y combustibles fósiles aumenta la concentración de dióxido de carbono.
La evidencia indica que la concentración de dióxido de carbono ha aumentado constantemente a lo largo del tiempo, con algunos picos como la actividad volcánica mencionada anteriormente. Ahora hay más personas en el mundo, y mucho más automatización y avances tecnológicos que contribuyen al aumento. Se están realizando investigaciones para determinar si la fotodecoloración o la luz ultravioleta pueden tener un efecto inverso en el ciclo del carbono. Los cultivos agrícolas y los métodos agrícolas están actualmente en estudio para ver si pueden encontrar maneras de reducir las emisiones de carbono. Este aspecto agrícola es parte del desarrollo sostenible que eventualmente afecta las fuentes de alimentos. Pero también hay formas en que las personas pueden reducir sus huellas de carbono. Esto es muy parecido a volver a lo básico.
Los humanos pueden reducir su huella de carbono de manera simple y sin complicaciones a través de sus rutinas diarias. Una forma es colgar la ropa para que se seque en lugar de usar un secador eléctrico o de gas. Otra es bajar el calor en la casa. Incluso bajar la temperatura del termostato uno o dos grados puede marcar la diferencia. Tome duchas más cortas y solo use la cantidad de agua que necesite. Apague los aparatos eléctricos cuando no estén en uso. Plantar arboles. Comparte el coche, camina o monta tu bicicleta cuando sea posible. Use aparatos que ahorren energía. Recicle y reacondicione cuando sea posible. Utilice botellas de agua reutilizables sin BPA en lugar de desechables de plástico para reducir los desechos en los vertederos, donde se puede emitir calor.
Fomentar prácticas similares en el trabajo. Cuanta más gente se involucre, mayor será el impacto en la huella de carbono para las generaciones futuras. Muchas de estas sugerencias también ahorran dinero y energía al tiempo que reducen la cantidad de dióxido de carbono liberado en el medio ambiente de la Tierra.