El zoológico de San Diego explica que ninguna de las serpientes grandes, incluidas las pitones, las boas y las anacondas, son venenosas. En su lugar, estas serpientes matan a sus presas al asfixiarlas con sus musculosos anillos. Este proceso de asfixiar a sus presas se llama constricción.
Aunque las pitones no inyectan veneno en su presa, sí tienen dientes largos que ayudan a capturar alimentos, según el zoológico de San Diego. Como grupo, las pitones consumen una gran variedad de presas, incluidos roedores, conejos, lagartos y aves. Las pitones que habitan en los árboles, como las pitones de los árboles verdes, tienen dientes más largos que las pitones que habitan en el suelo. Estos dientes largos ayudan a las pitones a penetrar más eficientemente en las plumas de sus presas aviares. Muchos zoológicos alimentan a los pitones cautivos previamente congelados conejos y roedores.
Según Wikipedia, el veneno y el veneno se refieren a sustancias que se administran de dos maneras diferentes. Los venenos se inyectan por medio de colmillos o un aguijón, mientras que los venenos son dañinos si se tocan o se inyectan. Incluso las serpientes mortales, como las serpientes de cascabel, se describen correctamente como venenosas en lugar de venenosas. Los venenos son utilizados por organismos como los hongos y los milpiés para protegerse de los depredadores.
El zoológico de San Diego explica que el rango natural de las pitones incluye África, Asia y Australia. A diferencia de las boas y las anacondas, las pitones depositan huevos para reproducirse.