Según el tipo de desierto, los suelos varían desde grueso y rocoso hasta fino y salado. Normalmente, los desiertos se dividen en cuatro categorías: árido, semiárido, costero y frío.
Los desiertos áridos son cálidos o muy calientes durante todo el año y reciben poca precipitación. Estos desiertos incluyen el Mohave, la Gran Cuenca y el Sahara. Su suelo es poco profundo y grava y proporciona un buen drenaje. Los desiertos semiáridos se encuentran en América del Norte, Europa y Asia. Las temperaturas en estos desiertos no son tan altas como en las zonas áridas. El suelo en algunos desiertos semiáridos es rocoso, mientras que en otros es arenoso. El desierto de Atacama en Chile es un ejemplo de un desierto costero. El suelo es fino, poroso y bastante salado. Los desiertos fríos, como los de Groenlandia y la Antártida, tienen suelos pesados, finos y salados.