La aguja de una máquina de tatuajes pincha la piel de 50 a 3,000 veces por minuto. Los tatuadores tienen el control de la máquina de tatuajes y pueden configurarla para que corra más rápido o más lento dependiendo de qué tan cómodos estén la máquina.
La piel de la persona que está siendo tatuada también juega un papel en la rapidez con la que el artista configura la máquina de tatuaje para que funcione. Las partes con carne del cuerpo requieren más tinta, por lo que el artista puede acelerar la aguja. La piel más madura es más delgada, por lo que una aguja más lenta ayuda a evitar que se rasgue la piel delicada. Además de la velocidad, el artista del tatuaje puede controlar la profundidad a la que la aguja penetra en la piel.