Un león es capaz de rugir hasta 114 decibelios, que está más allá del umbral promedio del dolor humano en 110 decibeles. Las cuerdas vocales de la mayoría de los animales son triangulares, mientras que el león es cuadrado, que permite que los tejidos respondan al aire entrante de manera más impresionante.
Además de la forma beneficiosa de sus cuerdas vocales, que permite una mayor emisión de sonido con menos presión, la fuerza del tejido es mayor. La forma cuadrada también permite que el tejido de la cuerda vocal resista un estiramiento excesivo, lo que se traduce en sonidos mucho más fuertes sin dilución. Los investigadores han determinado que el rugido de un león se puede escuchar a más de cinco millas de distancia.