Las moscas tienen dos ojos compuestos con miles de receptores visuales individuales llamados ommatidia. Cada ommatidia funciona como un ojo que funciona por separado con su propia fibra nerviosa que se conecta al nervio óptico.
La gran cantidad de ommatidia en el ojo de una mosca le permite recibir información visual simultáneamente desde varios puntos diferentes. Aunque su ojo es inmóvil, la forma esférica y el nivel de saliente de la cabeza le dan a las moscas un campo de visión de casi 360 grados. Las moscas no tienen pupilas, por lo que no pueden controlar cuánta luz pasa a través de las lentes de sus ojos. Esta falta de control evita que el ojo se enfoque en las imágenes.