La contaminación acústica existe en varias formas, incluidas exteriores e interiores. Las fuentes comunes incluyen aquellas que se encuentran fuera del hogar, como el ruido de los vehículos y el trabajo industrial que se realiza en un área. También puede haber contaminación acústica que emana de lugares interiores, como electrodomésticos.
La contaminación acústica puede definirse como cualquier sonido no deseado o perturbador. Si bien la forma más obvia de consecuencia negativa es una molestia, existen otros problemas que pueden surgir como resultado de un ruido excesivo o prolongado. Los problemas de salud, como la falta de sueño y la presión arterial alta, pueden resultar de la exposición a demasiado ruido. Estos a su vez pueden resultar en más consecuencias para la salud y pérdida de productividad.
La contaminación acústica puede ocurrir cuando uno pasa poco tiempo o donde permanece por períodos más largos. Por ejemplo, las personas que viven en el hogar pueden estar expuestas a niveles poco saludables de ruido de las herramientas domésticas cotidianas, como lavadoras y secadoras, aspiradoras, ventiladores y otros aparatos. Fuera de sus hogares, pueden estar expuestos al ruido del equipo de jardinería. Se pueden experimentar períodos intermitentes de ruido excesivo fuera del hogar durante actividades como viajes en avión y en la carretera, a medida que pasan vehículos más ruidosos, como motocicletas.