Los hábitos y procesos de conciencia de calidad son parte de una filosofía de gestión que busca mejorar la calidad constantemente en lugar de solo cumplir con un determinado objetivo establecido. Las empresas emplean procesos de conciencia de calidad a nivel organizativo para mejorar sus productos. Además, los individuos se benefician cuando incorporan hábitos de conciencia de calidad en sus pensamientos y conductas.
Tres componentes de la conciencia de calidad existen a nivel individual. El primer paso es que el individuo desarrolle conciencia de su entorno y el significado de la calidad dentro de él. El segundo paso requiere que la persona alinee sus objetivos de calidad individuales con los de la organización para la que trabaja. El paso final para el individuo es prestar atención a lo que se puede hacer para mejorar la calidad en el momento presente, bloqueando las distracciones y la negatividad.
Toyota utiliza procesos de conciencia de calidad. Durante generaciones, Toyota ha mejorado continuamente sus métodos de producción, enfocándose en eliminar el desperdicio y mejorar la eficiencia siguiendo su filosofía de "mejora diaria".
En la década de 1980, los gerentes de los Estados Unidos implementaron procesos de conciencia de calidad después de conocer el trabajo de W. Edwards Deming, un ingeniero y consultor que influyó en los gerentes japoneses. En su libro de 1982, "Out of the Crisis", Deming describió 14 puntos para gerentes. Instó a los gerentes a establecer objetivos de calidad para los empleados en lugar de confiar en las métricas de producción basadas en cuotas. Los objetivos basados en la calidad permiten a los empleados sentirse orgullosos de su trabajo en lugar de experimentar una relación adversa con la administración.