A los perros les encanta comer huevos cocidos y revueltos, zanahorias, queso y mantequilla de maní. Estos alimentos pueden usarse como suplementos ocasionales a la dieta estándar de un perro.
Los huevos siempre deben ser cocinados. Proporcionan vitaminas y proteínas esenciales, pero los huevos crudos reducen la absorción de vitaminas y pueden causar salmonela. Las zanahorias son una merienda segura, cruda o cocida. El queso es una gran fuente de proteínas, pero al principio solo se debe administrar una pequeña cantidad para determinar la sensibilidad de un perro a los lácteos. La mantequilla de maní solo se debe dar a los perros como un regalo especial; el alto contenido de grasa en la mantequilla de maní hace que sea inadecuado para el consumo diario.