Los conejos no hibernan. Son animales crepusculares, lo que significa que son más activos durante las horas del crepúsculo. Los conejos silvestres se acurrucan en montones de nieve o usan casas subterráneas desocupadas de otros mamíferos durante el invierno y descansan bajo zarzas, miembros sobresalientes y equipos agrícolas viejos durante los días más bálticos del año.
La mayoría de los conejos comen corteza de árbol, ramitas y otras partes de plantas leñosas que encuentran durante la temporada de invierno. Los conejos tienen un sistema digestivo único que les permite sobrevivir el invierno. Por ejemplo, si es necesario, pueden alimentarse de sus propias heces cuando la comida escasea. Los conejos domesticados, aunque son capaces de soportar el frío, aún requieren paja o ropa de cama extra para el aislamiento y la protección contra la lluvia y el viento.