La ablación uterina es la extirpación quirúrgica del endometrio, los tejidos que recubren la pared uterina, según Healthgrades. Los médicos utilizan este procedimiento para tratar el sangrado menstrual inusualmente intenso. A diferencia de los procedimientos más invasivos, como las histerectomías, las ablaciones uterinas no requieren incisiones ni cortes de tejidos.
Los médicos pueden realizar la ablación uterina utilizando calor, congelación, láser, electricidad o microondas para destruir los tejidos que recubren el útero, explica MedicineNet. Este procedimiento solo está disponible para mujeres no embarazadas que no planean quedar embarazadas en una fecha posterior y solo debe considerarse como una opción de tratamiento cuando las terapias médicas y hormonales no han sido suficientes para controlar el sangrado menstrual abundante.
Antes de someterse a una ablación uterina, un médico debe realizar una biopsia para eliminar la posibilidad de cáncer uterino, informa MedicineNet. Cuando el sangrado abundante es el resultado del cáncer, la ablación uterina no es un tratamiento eficaz porque este procedimiento no puede eliminar las células cancerosas que se han convertido en capas más profundas del revestimiento uterino. Un médico también debe realizar un examen del útero, ya sea mediante observación directa con un histeroscopio o mediante tecnología de imágenes para excluir pólipos uterinos o fibromas como fuentes de sangrado. El cirujano puede extirpar pólipos o fibromas sin la necesidad de extirpar todo el endometrio. Los médicos a veces recomiendan un tratamiento hormonal para reducir el endometrio durante las semanas previas a una ablación uterina.