Un movimiento de cuarzo japonés es un mecanismo para mantener el tiempo basado en la vibración regular de una pequeña sección de cristal de cuarzo. La parte "japonesa" del nombre se refiere a donde se fabricó el mecanismo, no a dónde el cristal se originó de.
Todos los relojes necesitan un objeto que se mueva regularmente, llamado oscilador, para garantizar que el tiempo que permanecen no se vuelva errático. Un ejemplo familiar es el péndulo oscilante de un reloj de abuelo. Los relojes con mecanismo de relojería utilizan palancas físicas, resortes y engranajes que trabajan juntos para producir una rotación regular y precisa de las manos alrededor de la cara del reloj.
Los relojes de cuarzo no necesitan las partes físicas elaboradas de los relojes de cuerda. Su oscilador no es un péndulo o un resorte, sino el propio cristal de cuarzo. El cristal vibra en respuesta a una pequeña carga eléctrica que se le aplica constantemente. Los científicos llaman a la vibración el efecto piezoeléctrico, y la cantidad de vibración se puede conocer con mucha precisión, lo que permite un cronometraje extremadamente preciso.
Las vibraciones del cristal envían pulsos a un circuito que las cuenta y hace girar las manecillas del reloj. Debido a que no hay partes mecánicas que garanticen que el reloj se mantenga a tiempo, los relojes con mecanismos de cuarzo no necesitan ser enrollados.