Un ejemplo de eficiencia económica es cuando se compra un terreno por el precio más alto posible mientras se beneficia financieramente al nuevo propietario. Si ningún otro comprador potencial está dispuesto a pagar una cantidad más alta, se alcanza la máxima eficiencia económica con la compra.
La eficiencia económica mide la relación entre el valor de los fines y el valor de los medios, teniendo en cuenta el equilibrio entre el beneficio y la pérdida. Esencialmente, si un sistema no puede alterarse sin incurrir en el detrimento financiero de un miembro del sistema, el sistema ha alcanzado la máxima eficiencia económica.
La propiedad privada a menudo se considera esencial para las ecuaciones de eficiencia económica, ya que permite la asignación de valor monetario a los recursos. Este principio solo incorpora el valor monetario, no otros valores involucrados en las decisiones de política pública.