La privación relativa ocurre cuando a una persona se le niega un objeto o condición que él o ella cree que se merece. Por ejemplo, a medida que los teléfonos celulares se vuelven cada vez más ubicuos, las personas sin ellos pueden experimentar privaciones relativas porque se sienten con derecho a tener sus propios teléfonos.
La privación relativa trasciende los meros celos porque la persona no solo codicia el objeto o la experiencia, sino que cree que debería tenerlo. La persona puede experimentar una pérdida de dignidad o autoestima debido a ello. El artículo deseado podría ser un producto de consumo, un grado de riqueza o la capacidad de participar en ciertas experiencias, como vacaciones lujosas.
Los expertos han estudiado la privación relativa durante décadas. En 1972, un estudio evaluó el impacto de la privación relativa en el racismo. Los investigadores concluyeron que, al compararse con la riqueza o el estatus de los afroamericanos, los caucásicos exhibían más racismo.
La privación relativa también puede conducir a la mala gestión del dinero y otros problemas financieros. Por ejemplo, si una persona cree que tiene derecho a un teléfono celular, podría comprar un teléfono en lugar de pagar facturas esenciales para mantenerse al día con las personas que tienen teléfonos. Los temas y el grado de privación relativa cambian con el tiempo a medida que las normas sociales evolucionan y las personas desarrollan nuevos hábitos.