El sistema neuromuscular consiste en los músculos y el sistema nervioso. Bajo el control del cerebro, trabajan juntos para permitir que el cuerpo se mueva.
Para hacer que el cuerpo se mueva, una señal viaja a través de las neuronas, las células nerviosas, desde el cerebro hasta la médula espinal. Allí, las "neuronas motoras inferiores" transmiten el mensaje a los músculos. El final de cada neurona motora inferior libera un químico, que es recibido por los receptores en el tejido muscular. Una vez que se ha recibido suficiente cantidad de la sustancia química, el músculo puede moverse.
A veces, este proceso funciona mal y una persona desarrolla un trastorno neuromuscular. Los síntomas incluyen debilidad muscular, espasmos, calambres y dolor. La capacidad de respirar o tragar se ve afectada a veces. Por ejemplo, algunos trastornos neuromusculares son la distrofia muscular, la atrofia muscular espinal y la enfermedad de Lou Gehrig.