La capacidad de un niño para usar un objeto para representar otro objeto, una acción para simbolizar otra acción, o una idea para representar otra idea se conoce como juego simbólico.
La formación de pensamientos simbólicos se puede observar en niños pequeños alrededor de los 8 meses de edad. A medida que se familiarizan con su entorno, las mentes de los bebés comienzan a formar una base de datos de personas, objetos y acciones que observan y experimentan a través de sus cinco sentidos. Por ejemplo, agitar un sonajero o golpear un juguete para bebés puede convertirse en la acción de tocar sus cabezas con el juguete para imitar el cepillado de su cabello.
A medida que los niños crecen, comienzan a imitar lo que descubren a través de la exploración. A los 18 meses, un niño puede simular alimentar a una muñeca con una cuchara o usar bloques como automóviles y botes. Podrían imitar el sonido de un motor o sostener una pieza de fruta en sus oídos y decir "¡Hola!"
El juego dramático se considera una de las formas más puras de pensamiento simbólico y es necesario para un fuerte desarrollo intelectual. A los tres años, un niño puede asignarse roles a sí mismos y a los demás. Es posible que digan cosas como: "Tú eres la mamá y yo el bebé" o "Soy un gatito y tú un cachorro". El dramatismo creativo incorpora el pensamiento crítico y la resolución de problemas.