El Acta Pendleton se aprobó después del asesinato de James A. Garfield en 1881 por un hombre que creía que merecía un puesto en el gobierno. El asesinato causó indignación pública, lo que llevó al presidente Chester Arthur a presionar por un acto que puso fin a los políticos que designaban a amigos y familiares para ocupar cargos gubernamentales, e introdujo el concepto de otorgar puestos de trabajo en función del mérito.
Antes de la Ley Pendleton, los políticos y los funcionarios del gobierno podrían asignar puestos de trabajo a amigos y familiares. En 1881, un hombre mentalmente inestable asesinó a James A. Garfield en protesta por no obtener un puesto en el gobierno. La reacción del público provocó que el presidente Chester Arthur introdujera la Ley Pendleton en 1883. La ley establecía que los trabajos deberían adquirirse mediante exámenes y los candidatos deberían demostrar sus competencias antes de ser nombrados para un puesto. Si bien los presidentes anteriores, como George Washington, habían designado personas por mérito, los siguientes no siguieron su ejemplo.
La Ley Pendleton también aseguró que era ilegal despedir o degradar a personas por motivos políticos. Además, declaró que no deben ser obligados a prestar un servicio político o realizar un pago por su posición. Para supervisar el cumplimiento de la ley, se estableció una Comisión de Servicio Civil. Aunque la ley cambió la forma en que fueron nombrados los funcionarios del gobierno, no fue popular entre los contemporáneos de Chester Arthur, por lo que se le negó el derecho a postularse para un segundo mandato como presidente.