Tanto los conejos salvajes como los domesticados rocían la orina para marcar su territorio debido a los impulsos hormonales. Este comportamiento a menudo se puede controlar mediante esterilización o castración del conejo.
Si el conejo no puede ser esterilizado o castrado, se pueden colocar cajas de arena adicionales dentro de la jaula para recoger el exceso de orina que se rocía. La fumigación de orina también puede ser un problema de comportamiento que se produce porque un conejo no se siente cómodo en su entorno. Aclimatar al conejo a cualquier cambio que haya ocurrido puede ayudar a aliviar la fumigación de la orina.