Los árboles de coníferas se vuelven marrones debido a plagas, enfermedades o condiciones de crecimiento desfavorables, como la sequía, las heladas y los vientos fríos. El pulgón de ciprés es una plaga común que causa el pardeamiento de las coníferas. En ocasiones, también podría deberse a errores en el recorte de las rutinas, como el recorte excesivo y el recorte en el momento equivocado del año.
El dorado en los árboles de coníferas se puede prevenir siguiendo el procedimiento y la sincronización adecuados para recortar los setos. Es mejor recortar solo dos veces o tres veces al año y nunca durante el clima cálido o en el otoño. Cuando ya hay algo de dorado en los árboles, se puede controlar con soluciones no químicas, como atar brotes sanos para llenar áreas descubiertas. El pardeamiento causado por las plagas se puede remediar con un insecticida, que debe aplicarse lo antes posible.