Las moscas se sienten atraídas por la luz porque, naturalmente, utilizan la luz reflejada en la luna para guiarlos. Al usar la luz de la luna, una mosca puede mantener una dirección de vuelo recta manteniendo la luz a ángulo estable.
Las moscas y muchos otros insectos son molestados por las luces artificiales. Las lámparas y las bombillas en particular pueden desorientar a los insectos y dejarlos vulnerables a los depredadores. Cuando un insecto se acerca a una fuente de luz artificial, intenta mantener una trayectoria de vuelo recto como lo hace con la luz de la luna. Dado que los bulbos y las lámparas emiten luz en un rango de 360 grados, esto deja al insecto volando en círculos.
