James Madison temía a las facciones porque creía que podían conducir a la destrucción de la democracia. En su ensayo hizo su argumento contra las facciones, "Federalista No. 10."
Las facciones son grupos de personas que tienen intereses especiales que están en contraste directo con los derechos de los demás. Madison creía que la formación de facciones era inevitable. Argumentó que las facciones podían controlarse gestionando los resultados deseados de los grupos o eliminando los orígenes del grupo. Uno de los problemas que sintió que podría resultar en la formación de facciones fue la acumulación de tierras.
Madison propuso una forma republicana de gobierno sobre una democracia. Creía que una democracia no serviría mejor a los intereses de los grupos minoritarios y conduciría a la dominación de la mayoría. Madison sintió que una república minimizaría los efectos de las facciones. En lugar de facciones, o grupos de intereses especiales, que superan en número a la minoría, los representantes de las poblaciones regionales decidirían sobre el bienestar público. Si los ciudadanos en una región sintieran que el representante no actuaba en su mejor interés, podrían hacer que la persona fuera destituida por voto. Madison pensó que la selección de un representante para un área grande daría lugar a que la minoría tenga una voz más igualitaria.