Tener un sentido de identidad es importante porque permite a las personas destacarse como individuos, desarrollar una sensación de bienestar e importancia y adaptarse a ciertos grupos y culturas. Muchas culturas y sociedades otorga gran valor e importancia a ciertos elementos, que tienen un significado simbólico y se ganan el respeto de los ciudadanos. Las banderas nacionales, por ejemplo, tienen colores y patrones distintos, y simbolizan los logros pasados que son muy familiares para los ciudadanos.
Los seres humanos expresan un sentido de identidad a través de medios verbales y no verbales, incluido el lenguaje, la ropa y el estatus social. Algunos historiadores creen que los animales también tienen sentidos de identidad. La identidad tiene un fuerte origen biológico y desempeña un papel importante para ayudar a los animales a sobrevivir. Los animales vulnerables a los depredadores se identifican con otros animales similares en un grupo o rebaño. Esta identidad brinda protección a los animales de los miembros del grupo y les permite formar relaciones y reproducirse con animales similares. Aunque alguna identidad tiene orígenes biológicos, la identidad también existe como un comportamiento aprendido. Las personas que viven en tribus, por ejemplo, aprenden los estilos de ropa específicos e incluso los comportamientos normales de esas tribus a medida que crecen. La identidad existe en muchas formas, y abarca desde rasgos pequeños hasta comportamientos poderosos. La postura, el estilo de peinado y el tipo de ropa se clasifican como formas de identidad para ayudar a las personas a desarrollar un vínculo con personas de ideas afines. Ciertos pensamientos y creencias, como los valores religiosos, se clasifican como acciones de mayor alcance que rodean el sentido de identidad. La identidad incluye características históricas y tendencias novedosas.