Los peces tienen orificios nasales llamados narinas que conducen a órganos sensibles del olfato para que los peces puedan encontrar comida. Los orificios nasales no se usan para respirar.
Los peces mueven el agua rápidamente sobre sus almohadillas sensoriales para captar señales químicas. Las almohadillas sensoriales envían estas señales al cerebro, y el cerebro las interpreta. El cerebro le da al pez señales químicas que le permiten actuar, dependiendo de la información. Las señales sirven como un sistema de alerta para las fuentes de alimentos y el peligro cercano. Las branquias son lo que los peces usan para respirar; las branquias absorben agua y absorben oxígeno de ella.