Aunque algunas tradiciones supersticiosas asocian a los gatos con el mal, los gatos son simplemente animales normales que no son ni buenos ni malos. Algunas culturas incluso creen que los gatos traen buena suerte.
Muchos de los comportamientos malvados o mezquinos que las personas atribuyen a los gatos son formas en que intentan comunicarse con las personas. En algunas culturas antiguas, los gatos eran adorados como dioses benevolentes. Incluso los gatos negros, que están asociados con la mala suerte en los Estados Unidos, son vistos como buenos augurios en otras partes del mundo. Su comportamiento nocturno y su capacidad para esconderse puede ser la razón por la que otras culturas las asociaron con el mal y la brujería. Esta superstición se hizo especialmente frecuente durante la Edad Media.