Aunque su estructura es diferente de la de los mamíferos terrestres, los delfines tienen huesos. Debido a que el agua hace que los delfines sean relativamente ingrávidos, sus huesos no tienen mucho que sostener, por lo que no son tan fuertes huesos de mamíferos terrestres.
Las patas delanteras de un delfín se adaptan a las aletas y tienen huesos del brazo más cortos pero sin dedos. Tienen un hueso pélvico, pero la mayor parte del poder de un delfín proviene de sus cuartos traseros. La cola está bien desarrollada, ya que es la principal fuente de propulsión, y la evolución de la fisiología del delfín ha convertido partes externas como orejas y genitales en órganos internos.