El calor, la gravedad, el viento y el agua corriente son causas de erosión. Cada proceso funciona de manera diferente y se ve afectado por circunstancias como la ubicación y el clima.
La gravedad ejerce un gran efecto sobre la erosión en forma de movimiento de masas. Durante el movimiento de masas, las rocas son arrastradas desde una elevación más alta a una más baja en la que luego están sujetas a los efectos de otros agentes meteorológicos. El movimiento de masas ocurre a ritmos variables y, en casos como deslizamientos, puede ocurrir muy rápidamente.
El calor hace que las rocas se muevan a través de un cambio rápido de temperatura. Cuando la temperatura de una roca aumenta repentinamente, aumenta de tamaño. A medida que la temperatura de la roca disminuye, las piezas comienzan a romperse. Este proceso de intemperización a través del calor se conoce como exfoliación.
El viento y el agua corriente son causas constantes de erosión que ocurren durante largos períodos de tiempo. La erosión del viento funciona al mover materiales rotos y sueltos lejos de las rocas. El viento también toma estos materiales y los golpea contra otras superficies, lo que los desgasta. El agua corriente se reubica y rompe la roca mientras se mueve. La erosión del agua corriente puede ser un proceso lento, como las olas que rompen los materiales contra la costa o algo más severo y repentino, como una inundación.