La principal forma en que los científicos han podido determinar la composición del interior de la Tierra es mediante el estudio de cómo las ondas sísmicas pasan a través de sus distintas capas. Además, también han elaborado teorías sobre la composición del núcleo de la Tierra mediante el estudio de sus campos magnéticos.
Los científicos saben que las ondas sísmicas de corte, como las producidas por los terremotos, no pueden viajar adecuadamente a través del líquido. Cuando ocurre un terremoto en la Tierra, los científicos pueden medir estas ondas durante algún tiempo, hasta que alcanzan el núcleo interno de la Tierra. A medida que las ondas desaparecen cuando llegan al núcleo interno, los científicos han podido determinar que está compuesto de líquido. Sin embargo, las ondas luego reaparecen después de algún tiempo, lo que lleva a los científicos a teorizar que el núcleo externo debe estar hecho de líquido, mientras que el núcleo interno es un sólido.
Aún así, estas ondas sísmicas solo proporcionan información sobre el estado de las distintas capas y no de lo que están compuestas. Sin embargo, al estudiar los campos magnéticos de la Tierra, los científicos también han podido determinar que los núcleos internos y externos están compuestos principalmente de hierro, ya que el planeta no podría tener un campo magnético si este no fuera el caso.