En la Tierra, un objeto en caída libre acelera a 32 pies por segundo. Esto significa que después de dos segundos, el objeto está cayendo a 64 pies por segundo, y después de tres segundos está viajando a 96 pies por segundo, y así sucesivamente.
La velocidad del objeto continúa aumentando a la misma velocidad hasta que alcanza su velocidad máxima, que es cuando la resistencia del aire es igual a la fuerza de la gravedad. Cuando se alcanza la velocidad terminal, un objeto en caída libre ya no puede acelerar. En el vacío, una pluma cae al mismo ritmo que un martillo porque no hay ninguna resistencia del aire para frenar a los objetos hacia abajo.