Las derivaciones ventriculoperitoneales o VP suelen durar 2 años para bebés y 8 años o más para adultos y niños mayores de 2 años, después de los cuales deben reemplazarse, según Healthline. Las derivaciones necesitan un control frecuente y seguimientos para detectar complicaciones como infecciones, fallas mecánicas y obstrucciones.
Los médicos implantan quirúrgicamente las derivaciones VP en el cerebro de los pacientes para tratar la hidrocefalia, una afección médica en la que el líquido cefalorraquídeo se acumula excesivamente en los ventrículos del cerebro, explica Healthline. Los shunts VP reducen la presión dañina en el cerebro al desviar el exceso de líquido cefalorraquídeo (LCR) de los ventrículos y restablecer el flujo normal de LCR.