Los tres tipos de selección natural son la selección direccional, la selección disruptiva y la selección estabilizadora. La selección natural es cuando los organismos se adaptan al ambiente y transmiten estas adaptaciones a sus descendientes cuando se reproducen. Aquellos que no son capaces de adaptarse mueren antes de reproducirse, poniendo fin a los rasgos desfavorables.
En la selección direccional, un valor extremo se favorece sobre el otro extremo o la media. Por ejemplo, los animales más rápidos sobreviven a los animales más lentos que son fácilmente asesinados por los depredadores o cazadores. En la selección disruptiva, el promedio se selecciona contra en una población. Por ejemplo, las polillas salpicadas de color claro sobreviven en áreas rurales, mientras que las polillas salpicadas de color oscuro sobreviven en áreas industriales. Las polillas de color medio se ven fácilmente en ambas áreas, por lo que muy pocas de ellas sobreviven.
En la selección estabilizadora, se favorece el promedio. Por ejemplo, los bebés humanos con peso promedio al nacer tienen más posibilidades de sobrevivir que los bebés que son demasiado grandes o demasiado pequeños.