El polvo negro, o pólvora, se compone de azufre, así como un combustible y un oxidante. En el pasado, el carbón vegetal siempre se usaba como combustible, mientras que el oxidante era nitrato de potasio, también conocido como salitre. En 2014, el azúcar se usa como combustible en ciertas aplicaciones, como en los fuegos artificiales.
El polvo negro ha existido durante miles de años, ya que fue descubierto por los alquimistas en China en algún momento durante el siglo IX d. C. El carbón que se usaba como fuente de combustible normalmente era del sauce, pero carbón vegetal de una amplia variedad de otras maderas también funcionan.
Hacer pólvora implica moler finamente cada uno de los ingredientes y luego mezclarlos. El polvo resultante es extremadamente reactivo y explota al menor toque de fuego. En esta reacción, el azufre actúa como un agente estabilizador, mientras que el salitre proporciona oxígeno adicional para permitir que el carbón del carbón de leña se queme con calor.
Cuando los tres compuestos se queman juntos, forman dióxido de carbono y nitrógeno. Es la fuerza de estos gases en rápida expansión lo que se encarga de disparar una bala con un arma o lanzar fuegos artificiales al aire. Además del gas, la quema de pólvora también produce una gran nube de humo. La cantidad de humo depende de la proporción de los tres ingredientes.