La deforestación puede generar ingresos para los agricultores, los desarrolladores de tierras y las economías nacionales, pero la deforestación puede tener un impacto negativo en las ecologías y ecosistemas locales y globales. La población en la mayoría de los países está aumentando, lo que ejerce presión sobre Las economías locales producen más alimentos o despejan más tierras para las prioridades de desarrollo urbano, como la vivienda y el comercio. La tala de bosques no solo genera ingresos por la venta de madera, sino que también despeja las tierras para su uso en el desarrollo. Por otro lado, los bosques son partes vitales de los ecosistemas locales y globales. La tala de bosques, especialmente las selvas y las selvas tropicales, a menudo amenaza especies de vida silvestre y, en última instancia, contribuye a tendencias peligrosas como el calentamiento global.
La deforestación se debate en muchos países diferentes, pero tal vez no tan intensamente como en Brasil, que alberga la mayor parte de la selva tropical del Amazonas. Este enorme bosque, alrededor de 7 millones de kilómetros cuadrados, produce aproximadamente el 20 por ciento del oxígeno del mundo. Los agricultores locales argumentan que la eliminación de partes de la selva tropical es necesaria para que sobrevivan, ya que la tierra que despejan mediante el uso de técnicas de tala y quema es generalmente solo fértil durante algunos años de agricultura intensiva. Deben continuar limpiando más tierras si quieren continuar cultivando. Pero mientras que su economía local depende de la deforestación, la selva tropical del Amazonas es una fuente importante de diversidad de especies y "depuración" atmosférica para todos en el planeta. Si se permite que el Amazonas desaparezca, su ausencia podría tener un enorme impacto negativo en toda la vida en la Tierra. Por lo tanto, el debate sobre la deforestación debe entenderse como la tensión entre los intereses de las economías locales y la ecología global.