Aunque la computación ubicua puede hacer que muchas actividades diarias sean más rápidas y más rentables, los sistemas ubicuos pueden amenazar la privacidad y crear preguntas sobre el consentimiento del usuario. En un hogar con computación ubicua, iluminación inteligente y aire acondicionado Los sistemas podrían contactar a los sensores desgastados para monitorear los niveles de comodidad de los residentes.
Usando los datos obtenidos de los sensores, el hogar automatizado puede cambiar constantemente la temperatura y la iluminación para mantener un ambiente de máxima comodidad. Este tipo de sistema puede reducir el desperdicio y ayudar a la sostenibilidad ambiental.
En una cocina con computación ubicua, un refrigerador puede comunicarse con los armarios, inspeccionar los alimentos etiquetados adecuadamente y planificar los menús utilizando los alimentos disponibles en la mano. El refrigerador advertiría a los propietarios sobre la comida en mal estado. Al comunicarse con Internet, el sistema podría informar a los seres humanos sobre los retiros del fabricante.
Es potencialmente difícil implementar la informática generalizada mientras se mantienen las protecciones de privacidad adecuadas. Los sistemas ubicuos recopilan una gran cantidad de datos personales confidenciales, y la gestión de estos datos implica navegar por desafíos legales, técnicos y éticos.
La computación ubicua podría crear dilemas éticos que involucran el consentimiento del usuario. Con pocas excepciones, las personas han usado tradicionalmente los sistemas informáticos por consenso. Si los sistemas informáticos se generalizan en todos los aspectos de la vida diaria, esto podría obligar a las personas a participar sin su consentimiento. De hecho, las personas pueden interactuar con estos sistemas sin darse cuenta.