Las tres entradas de la fotosíntesis son dióxido de carbono, agua y luz solar. Durante la fotosíntesis, las plantas utilizan la energía del sol para convertir el agua y el dióxido de carbono en glucosa, una fuente de energía de carbohidratos. El oxígeno, un subproducto del proceso, se libera en el aire.
El agua ingresa a la planta principalmente a través de sus raíces, mientras que el dióxido de carbono ingresa a través de los poros de las hojas llamados estomas. Las células vegetales también tienen orgánulos llamados cloroplastos. Un químico en los cloroplastos, la clorofila, recoge la luz solar.
Si la cantidad de una de las entradas es baja, la fotosíntesis disminuye, independientemente de las cantidades de las otras entradas. Además, el calor o el frío extremos dificultan que las plantas se sometan a la fotosíntesis.