Las dos ramas principales de la ciencia física son la física y la química. La física trata principalmente con las fuerzas y la interacción de la materia y la energía. La química, por otro lado, estudia cómo la interacción altera las propiedades de los átomos, moléculas y sustancias.
La física es la base de todas las demás ciencias porque trata de cómo las partículas y los objetos se mueven y transfieren fuerza. Por ejemplo, el estudio del electromagnetismo muestra cómo las cargas eléctricas atraen opuestos y repelen cargas similares. Este concepto fundamental gobierna qué tipos de átomos pueden sufrir reacciones químicas. La física también se ocupa de conceptos teóricos como lo que sucede con los objetos a medida que se mueven más rápido.
Mientras tanto, la química se ocupa del estudio de cómo se afectan las propiedades físicas de la materia (las características que la hacen única) durante la interacción con otra materia o energía. Los químicos trabajan con una amplia gama de compuestos y consultan la tabla periódica de elementos para determinar qué elementos interactuarán y cómo se comportarán. Por ejemplo, la interacción de hidrógeno y oxígeno produce una molécula de agua. La química se abre paso en casi todas las demás disciplinas científicas e incluso en las ciencias culinarias. El calor, una forma de energía, se aplica a los ingredientes y hace que las moléculas se reacomoden en una forma digerible y sabrosa.