Uno de los principales inconvenientes del capitalismo es que permite que una o unas pocas empresas desarrollen el dominio en industrias particulares al lograr ventajas significativas. El capitalismo también crea desigualdad en la riqueza a medida que se fomentan las actividades individuales, que luego contribuyen a la desigualdad social. Los ciclos económicos también tienden a tener un impacto significativo en los mercados capitalistas.
Los monopolios son empresas que logran el dominio en una industria y las barreras de entrada minimizan las oportunidades para otros jugadores. Los gobiernos en algunos mercados capitalistas utilizan regulaciones para controlar el comportamiento monopólico, pero la concentración de capital es en última instancia difícil de controlar.
A diferencia del socialismo, que promueve la riqueza compartida, el capitalismo alienta a los individuos y grupos a buscar la riqueza a través de actividades innovadoras y empresariales. Mientras que algunos logran el éxito en la búsqueda de riqueza, otros luchan por obtener empleo y recursos. Los gobiernos no garantizan el empleo en una economía capitalista como lo hacen típicamente en una economía socialista. Los países capitalistas a menudo ven una porción de su población luchando contra la pobreza. El diferencial de ingresos también contribuye a las ramificaciones del estatus social. Las personas con gran riqueza pueden tener una sensación de privilegio o superioridad en relación con las personas de bajos ingresos.
Los ciclos económicos son flujos y reflujos en las industrias que hacen que las empresas se desempeñen mejor o peor durante períodos prolongados. Dado que el capitalismo no es planificado y está impulsado por el mercado, es difícil contener la marea de luchas macroeconómicas y específicas de la industria.
