Las sustancias solubles son aquellas que se disuelven fácilmente en un solvente, como el agua, e incluyen azúcar, sal, alcohol y algunos detergentes para lavavajillas. En química, la solubilidad de una sustancia es un término cuantitativo que se refiere a la cantidad de sustancia que puede disolverse en un volumen dado de un solvente. Una sustancia se considera soluble si más de 0,1 gramos de esa sustancia pueden disolverse en 100 ml de disolvente.
La sustancia que se disuelve se conoce como un soluto, mientras que la sustancia que disuelve el soluto es un disolvente. La mezcla resultante de un solvente y un soluto se llama solución. El agua se considera un disolvente universal debido a su capacidad para disolver muchas sustancias. Otros líquidos, como el benceno, la gasolina y el etanol, también se pueden usar para disolver sustancias. El bicarbonato de sodio, el carbonato de potasio, el cloruro de potasio, el bromuro de potasio y el nitrato de sodio también son sustancias solubles en agua.
La solubilidad está altamente determinada por las propiedades físicas y químicas de una sustancia. Además, la solubilidad de un soluto en un disolvente está influenciada por el equilibrio de fuerzas moleculares entre las dos sustancias y el cambio de entropía que sigue a la solvatación. Este equilibrio está influenciado por factores como la temperatura y la presión, que pueden alterar la solubilidad. La presencia de otros materiales en el solvente, como los aniones formadores de complejos, también puede afectar la solubilidad, al igual que el exceso o la deficiencia de un ion común en la solución.