Los ejemplos de artefactos culturales incluyen casi cualquier cosa, desde ollas y libros, hasta artículos religiosos, ropa y herramientas o aparatos. Un artefacto cultural es cualquier artefacto o artículo que arroja luz sobre la forma en que se encuentra La sociedad vivió, pensó o se expresó de otra manera. Debido a que esta definición es tan amplia, la lista de artefactos que podrían calificar como tales es igualmente vasta.
Al examinar los artefactos culturales, los especialistas, como los arqueólogos y antropólogos, prestan mucha atención a varias cosas. Pueden preguntar si el artículo cuenta una historia, si tiene un simbolismo incrustado o si ilumina las actitudes culturales o sociales de los productores del artículo hacia un tema específico. Por ejemplo, una estatua de una diosa de la fertilidad de la Edad de Piedra puede revelar lo que la gente de esa época pensaba sobre las mujeres.
Algunos especialistas se han esforzado por ofrecer sistemas de clasificación para artefactos culturales. El sistema Wartofsky establece tres niveles: artefactos primarios, artefactos secundarios y artefactos terciarios. Los artefactos primarios son aquellos utilizados en la producción (es decir, un utensilio o cámara), mientras que los artefactos secundarios son representaciones de artefactos primarios, y los artefactos terciarios son representaciones de artefactos secundarios.
A pesar de su novedad comparable, incluso las innovaciones modernas pueden considerarse artefactos culturales en función del contexto y la interpretación. Los teléfonos celulares, por ejemplo, ilustran cómo las personas dentro de la sociedad moderna han facilitado y racionalizado las oportunidades de comunicación. De manera similar, Internet muestra una capacidad mejorada para la difusión global y, en consecuencia, y paradójicamente, la creación de un mundo donde quizás las diferencias sociales y culturales sean menos significativas.