La soda cáustica, o hidróxido de sodio, se usa en la fabricación de envoltorios de plástico, jabón y papel, y es el ingrediente principal en la mayoría de los limpiadores de hornos y limpiadores de líquidos. En la fabricación química, se utiliza en el procesamiento de metales, refinación de petróleo y tratamiento de agua. Comercialmente, generalmente se usa como solución acuosa sólida o al 50 por ciento.
Como su nombre lo indica, la sosa cáustica es cáustica y uno de los muchos compuestos alcalinos que se conocen como lejía. El NaOH, o hidróxido de sodio puro, a temperatura ambiente es un sólido blanco inodoro.
La soda cáustica debe usarse con precaución, ya que es un corrosivo alcalino que puede ser peligroso. Cuando reacciona con la humedad del aire, se disuelve, generando calor. Este calor puede ocasionar que los materiales inflamables cercanos se enciendan, provocando un incendio. Debe almacenarse de manera segura en un lugar seco, fresco y bien ventilado, lejos de materiales oxidantes u orgánicos. No debe permitirse que entre en contacto con polvos o ácidos metálicos.
Aunque la soda cáustica no es una toxina sistémica, es extremadamente corrosiva y puede causar quemaduras graves en los tejidos corporales. Los ojos están particularmente en riesgo, ya que la sosa cáustica es capaz de hidrolizar proteínas, lo que a menudo es la causa de lesiones oculares graves.