Los dos tipos básicos de motivación son intrínsecos o internos, derivados del deseo natural de un individuo de completar una tarea, y extrínsecos, o externos, que alientan a los individuos a completar una tarea con la promesa de recompensa o la amenaza del castigo. La investigación apoya la motivación intrínseca como el tipo más efectivo, especialmente para objetivos a largo plazo.
Dependiendo de la tarea específica en cuestión, los factores intrínsecos de la motivación pueden incluir curiosidad natural y el deseo de sentirse aceptado o de obtener ventaja sobre sus compañeros. Un individuo también podría tener una motivación intrínseca para completar una tarea si es compatible con sus creencias y valores.
Los factores extrínsecos de motivación, por otro lado, incluyen recompensas financieras, distinciones y premios, como ser nombrado "empleado del mes" o castigos como detenciones o multas.
En algunos contextos, como la educación general, los factores extrínsecos de la motivación se utilizan de forma rutinaria en ausencia de la motivación natural del estudiante para estudiar. Sin embargo, motivar a los estudiantes con calificaciones, por ejemplo, solo tiende a ser efectivo a corto plazo y puede resultar en una pérdida neta de motivación a largo plazo.
Lo mismo se puede decir de la promoción profesional. Los psicólogos de la Universidad de Pennsylvania han observado que los factores extrínsecos, como las recompensas monetarias, son en realidad contraproducentes a largo plazo. En cambio, aquellos con un deseo genuino de avanzar en una carrera por su propio bien, como aquellos en el ejército, se consideran más propensos a tener éxito.